Decaída la producción de Caña de Azúcar en Puerto Rico…. Entonces, ¿por qué no revivir la industria?
- Nuevos
retos y oportunidades que llegan a Puerto Rico
con el proyecto de renacer la industria de la caña de azúcar.
Por: Yashira N. Fernández Sánchez
La necesidad de las elaboradoras de ron por tener acceso a una materia prima de mejor calidad ha sido la clave para reactivar la industria de azúcar en Puerto Rico. (Fotografía: Suministrada) |
Si eres de los que cree que la industrialización reemplazó el cultivo azucarero y que éste es cosa del pasado y ya no representa al mundo moderno, hoy siglo XXI se reactiva la industria de caña con el proyecto de crear mieles de calidad para las destilerías del país.
Puerto Rico
con sabor a melaza
"Nuestro propósito es suplir mieles ricas para las destilerías de Puerto Rico", menciona Ramos. |
De ahí parte la reinvención de sembrar caña solo para llegar al proceso de crear la melaza, “no van a bregar con la refinería de la azúcar”, explica Ramos, puesto que el mercado de la azúcar está sumamente barato. “En Puerto Rico saliera más caro producir una libra de azúcar que trayéndola de países sub-desarrollados en donde la mano de obra es más barata”. Actualmente, el Congreso de Estados Unidos devuelve a Puerto Rico una cantidad de $325 millones de dólares por conceptos de arbitrios de ron, “cifra que ha disminuido a $220 millones” y por tanto, existía un peligro de que se perdiera esa devolución de fondos. Las mieles o el alcohol se obtienen del exterior, lo que representa un gasto anual de más de $100 millones para las empresas elaboradoras, lo cual es un dinero que deja de invertirse en la economía local. “Es por todas esas razones que el gobierno decidió volver a producir caña pero esta vez el propósito es la producción de mieles ricas y no refinar la azúcar”, expresó Luis Elizalde Campos agrónomo de la Autoridad de Tierras, todo con el fin de suplirle a las refinerías de ron.
Bacardi indicó que la empresa "comprará toda la melaza que esté disponible en Puerto Rico y el resto lo importará". (Fotografía: Suministrada) |
Trabajo en
equipo
El gobernador Alejandro García Padilla celebrando el nuevo resurgir de la producción de la caña de azúcar. (Fotografía: Suministrada por Yasta) |
La antigua centra "El Coloso" en Aguada la mantendrán como museo histórico, mientras al lado crean la nueva central privada. (Fotografía: Yashira Fernández) |
Ahora bien, existe la otra parte del plan, el cual recae sobre la compañía de Fomento Industrial, quien se encarga de las inversiones para las plantaciones privadas. Como inversión privada “estarán creando una central azucarera completamente nueva al lado de la antigua central “El Coloso” en Aguada” cuya finalidad es producir solamente melaza, mieles y alcohol de calidad para las empresas de ron en Puerto Rico, añadió Ramos. El alcalde de Aguada, Jessie Cortés dejó saber en un vídeo con “Primera Hora” lo contento que se siente de que el proyecto se halla considerado para hacerse en su municipio puesto que “será un gran impacto económico, no tan solo para la región, si no para Puerto Rico, porque esto es un proyecto de país”. Se estima que la inversión total de dicha iniciativa de construcción ascenderá a unos $172 millones. “Puerto Rico vive un momento crucial en el que necesita, como nunca antes, aprovechar las oportunidades que tiene ante sí para desarrollar su economía”, aseguró el secretario de Desarrollo Económico y Comercio, Alberto Bacó.
Empleos
Se estima que para el 2016 el nuevo plan de cultivar caña junto con la siembra de 20 mil cuerdas, logre la creación de unos 1,300 empleos directos y casi cuatro mil indirectos. (Fotografía: Suministrada)
La necesidad de las elaboradoras de ron por tener acceso a una materia prima de mejor calidad ha sido la clave para reactivar la industria de azúcar en Puerto Rico.
(Reportera: Yashira Fernández, Editor: Juan Rivera) #EnMarcha la industrialización azucarera Para el 2016 se volverá a sembrar caña de azúcar en Puerto Rico. (Fotografía: Suministrada)
Nacen las haciendas y luego
las centrales
Hacienda la Esperanza, en Manatí.
Hacienda la Esperanza para la década de 1830,
fundada por don Fernando Fernández y Martínez. (Fotografía: Yashira Fernández)
Desde el 1975, el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico maneja la Reserva Natural “Hacienda la Esperanza”, año en que se da la
compra y venta de la propiedad. Está
ubicada en el barrio Tierras Nuevas Poniente, en el municipio de Manatí. “Es una extensión que estaba dedicada en el
siglo 19 para lo que es el cultivo de la caña de azúcar”, nos cuenta el
interprete ambiental, José Antonio Nevárez Rivera.
¿Qué
ocurrió en el siglo 19?
|
El mango de un machete utilizado por los esclavos allá para el siglo 19. |
Se le fue obsequiado 1,000 cuerdas de terreno en Santa Ana en Bayamón donde cultivó sus primeros cultivos de caña de azúcar. A principios del siglo 19 Napoleón llegó a España e interrumpió el mercado entre España y las Colonias, “por ende el azúcar que se producía y los otros productos agrícolas que se producían en Puerto Rico no se estaban vendiendo”, así nos explica Nevárez. Don Fernando Fernández crea una ley en el 1815 y con esto abre los puertos, levanta la ley de cabotaje y es ahí cuando comienzan a llegar otras naciones a comprar los productos que se producían en Puerto Rico, entre ellos se encuentra Estados Unidos.
“Es Estados Unidos la clave en ese momento histórico porque se convierte en el principal comprador de azúcar de Puerto Rico”, casi dos tersas partes las compraban ellos. “Así que lo que era la producción de caña de azúcar estaba en su momento pico, en su auge, era el momento de invertir en una hacienda”, expresa Nevárez.
Nevárez nos cuenta que eso fue lo que hizo don Fernando, “ya tenía las tierras, los
esclavos de África y monta su hacienda en Bayamón”, narra que “les fue tan bien
en Santa Ana que decidió expandir su producción”.
Don
Fernando decide irse por toda la costa norte buscando donde establecer su
segunda Hacienda, es ahí cuando llega a Manatí en la década del 1830. Comienza a producir azúcar con un trapiche de
sangre y con eso producía 150 toneladas de azúcar por zafra, “era una cantidad
decente pero podía producir más”, indicó Nevárez. Así que 20 años después de establecer su
hacienda La Esperanza para la década de los 1850, don Fernando “quien ya era
una persona mayor”, decide retirarse del negocio de producir azúcar. Él tuvo dos hijos, su hijo menor, Manuel Fernández
y Martínez a quien como herencia le toco la hacienda “Santa Ana” y su hijo
mayor José Ramón Demetrio Fernández y
Martínez heredó “La Esperanza”, quien ahora será conocido como el Marqués de la
Esperanza.
“El Marqués decide bajar los precios, pero entonces tiene que empezar a producir más y para producir más necesitaba modernizarse y usar una maquinaria”, añade Nevárez. Ahora bien, para la década de 1861 el Marqués hace un préstamo a la compañía Coronal de Londres y hace dos cosas: compra un trapiche de vapor a la fundación “West Point” en Nueva York, luego consigue la maquinaria y la trae a Puerto Rico. El Marqués compra un puerto privado, “él decidió que no iba a pagar aranceles al gobierno español”. Decide comprar el puerto Palmas Altas en Barceloneta y por ahí trae la maquinaria en piezas, los esclavos son quienes la ensamblan en la misma Hacienda la Esperanza dentro de un edificio. El trapiche de vapor estaba escondido y nadie sabía que la maquinaria había llegado a Puerto Rico ya que él no pagó los impuestos. La nueva maquinaria (trapiche) se compone de tres piezas: el motor de vapor, catalinas de reducción y el trapiche. Ya con la “nueva tecnología” comienzan a obtener el bagazo, que es la pulpa de la caña y el guarapo.
"Ya para el siglo 19 lo que se produce en Puerto Rico es azcúcar moscabada, azúcar refinada nada que ver, ni azúcar morena, ni blanca, ni nada por el estilo", expresa Nevárez. Don Fernando sobornaba con esclavos ya que eran carísimos, "él tenía la llave para el éxito, así que lo hizo muy bien y se consolidó a la familia Fernández como una de las mas importantes del país, comenta el guía Nevárez mientras narraba la historia.
En las haciendas habían esclavos especializados que trabajaban con la maquinaria, desde manejar todo el proceso del azúcar, se encargaban de la herrería, "no eran simples esclavos que no sabían hacer nada", pues habían esclavos de confianza.
Es bien importante tener presente las diferencias entre una Hacienda y luego una Central, es por eso que José A. Nevárez Rivera nos explica el contraste que existe entre ambas.
Fotogalería
“El Marqués decide bajar los precios, pero entonces tiene que empezar a producir más y para producir más necesitaba modernizarse y usar una maquinaria”, añade Nevárez. Ahora bien, para la década de 1861 el Marqués hace un préstamo a la compañía Coronal de Londres y hace dos cosas: compra un trapiche de vapor a la fundación “West Point” en Nueva York, luego consigue la maquinaria y la trae a Puerto Rico. El Marqués compra un puerto privado, “él decidió que no iba a pagar aranceles al gobierno español”. Decide comprar el puerto Palmas Altas en Barceloneta y por ahí trae la maquinaria en piezas, los esclavos son quienes la ensamblan en la misma Hacienda la Esperanza dentro de un edificio. El trapiche de vapor estaba escondido y nadie sabía que la maquinaria había llegado a Puerto Rico ya que él no pagó los impuestos. La nueva maquinaria (trapiche) se compone de tres piezas: el motor de vapor, catalinas de reducción y el trapiche. Ya con la “nueva tecnología” comienzan a obtener el bagazo, que es la pulpa de la caña y el guarapo.
"Ya para el siglo 19 lo que se produce en Puerto Rico es azcúcar moscabada, azúcar refinada nada que ver, ni azúcar morena, ni blanca, ni nada por el estilo", expresa Nevárez. Don Fernando sobornaba con esclavos ya que eran carísimos, "él tenía la llave para el éxito, así que lo hizo muy bien y se consolidó a la familia Fernández como una de las mas importantes del país, comenta el guía Nevárez mientras narraba la historia.
En las haciendas habían esclavos especializados que trabajaban con la maquinaria, desde manejar todo el proceso del azúcar, se encargaban de la herrería, "no eran simples esclavos que no sabían hacer nada", pues habían esclavos de confianza.
Es bien importante tener presente las diferencias entre una Hacienda y luego una Central, es por eso que José A. Nevárez Rivera nos explica el contraste que existe entre ambas.
El Trapiche de Vapor fue traído a Puerto Rico a escondidas por el
Marqués José Ramón (hijo) lo ubicó dentro de un edificio, la fotografía
muestra las ruinas del edificio al rededor de la maquinaria.
(Fotografía: Suministrada)
Marqués José Ramón (hijo) lo ubicó dentro de un edificio, la fotografía
muestra las ruinas del edificio al rededor de la maquinaria.
(Fotografía: Suministrada)
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Festival de la caña de azúcar en Hatillo
Te invito a que vengas a celebrar al pueblo de Hatillo del grandioso "Festival de la Caña de azúcar". El mismo se estará celebrando los días 17 y 18 de mayo. Presiona aquí para más información.
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"Comentario del periodista"
Vídeo Relacionado (Suministrado por Youtube)
¿Crees que el renacer de la industria de caÑa, traerá consigo algún beneficio económico para las destilerías del país?
Muy interesante el reportaje. Excelente.
ResponderBorrarEl tema que están trabajando esta muy interesante ya que necesitamos que se hable mas del tema para que otras personas se interesen en esos y puedan trabajar junto con ellos para que crezca mas esta industria.
ResponderBorrarciertamente la industria de la siembra de caña de azúcar fue el motor económico del país durante a finales del siglo 19 y al principios del 20,en la actualidad Puerto Rico atraviesa una crisis económica, no tan solo debemos apostar a este nuevo proyecto de siembra de caña si no fomentar la agricultura de nuestro país para así ayudar a salir de este estancamiento en que nos encontramos en la actualidad
ResponderBorrarMuy bien Yashira. No tenía idea de que la caña estaba renaciendo. Es un tema interesantísimo. Entiendo que la agricultura debe fomentarse en todos los sentidos. Felicidades, Muy bien :)
ResponderBorrarMe encantó, súper interesante, aún recuerdo cuando pequeña mi tío me daba caña de azúcar, me encantaba!
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